Este miércoles, 1.428 días después de autoproclamarse «presidente encargado de Venezuela», Juan Guaidó recibió un golpe fulminante que pone fin a su fracasado intento por sacar a Nicolás Maduro del poder. La mayoría de opositores que lo elevaron a la cima, hoy lo estrellan contra la realidad: Se ha quedado sin apoyos.

«La propuesta sería la eliminación de todo el gobierno interino», han sentenciado, en un comunicado, 69 de los 112 votos que, en enero de 2019, respaldaron a un Guaidó que entonces, como líder del Parlamento, emprendió una cruzada contra Maduro y llevó al antichavismo a soñar con el fin de la llamada revolución bolivariana, en el poder desde 1999.

Aquella ascensión, aclamada por millones de simpatizantes y respaldada por decenas de países con Estados Unidos a la cabeza, prometía el «cese de la usurpación presidencial, un gobierno de transición y, lo más anhelado, unas elecciones libres» que remplazaran las de 2018, en las que Maduro fue reelegido con amplio cuestionamiento internacional.

Esa trinidad de expectativas poco a poco se fue desvaneciendo conforme pasaba el tiempo y Maduro seguía en el poder, en una Venezuela que, además, empezó a mostrar estabilidad sociopolítica y signos de recuperación económica luego de siete años de solo pobreza, escasez, protestas y de crisis.

Ahora, con una oposición que dialoga con Maduro y con la mirada puesta en las presidenciales de 2024, la «presidencia interina» encabezada por Guaidó -reconocida todavía por EE.UU. y un pequeño grupo de países- es un estorbo que los 69 exlegisladores, cuyo período venció en enero de 2021, quieren barrer apenas comience el año nuevo.

En una conferencia de prensa, varios opositores que conformaron el Parlamento anterior -cuya vigencia caducó en enero de 2021- anunciaron hoy su decisión de poner fin al llamado «gobierno interino», el que ellos mismos ayudaron a crear hace cuatro años, al considerar que este no cumplió sus propósitos.

Este anuncio se materializará el 5 de enero de 2023, cuando la Constitución establece que se debe instalar un nuevo año legislativo y, el Parlamento anterior, que se dice legítimo pese a haber una nueva Cámara de mayoría oficialista, celebrará una sesión que defina su futuro.

La propuesta de los insurrectos es eliminar la presidencia encargada y todas sus estructuras, a excepción de las juntas directivas ad hoc de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y del Banco Central (BCV).

Asimismo, quieren crear una comisión ejecutiva que se ocupará de asuntos relativos a la «defensa de los activos en el exterior», los cuales están bajo el poder del llamado «gobierno interino».

Para lograr todo esto, es necesario modificar el «estatuto de transición», la hoja de ruta del interinato, para eliminar la figura de la presidencia encargada y «reordenar» los esfuerzos del antichavismo, algo que los exdiputados, agrupados en cuatro partidos opositores, quieren dejar listo antes de que termine 2022.

El anuncio creó un cisma en las filas opositoras, que ahora se dividen en un lado mayoritario que va por el fin del «gobierno interino» y un reducto de fieles seguidores de Guaidó que ven en la maniobra una traición a la Constitución y un espaldarazo a Maduro, al que ambas partes tachan de ilegítimo.

Además, quienes anunciaron hoy el fin de la era Guaidó reconocieron lo que nadie puede negar, que «cada vez son menos» países los que respaldan al exdiputado, por cambios ideológicos en los gobiernos pero también porque «ya ven que esta estrategia se ha agotado».

Los nuevos adversarios del «presidente interino» también dejaron clara otra verdad innegable, que a pesar de que una parte de la comunidad internacional no reconoce a Maduro como legítimo, «no siguen respaldando» a Guaidó como antes, un hecho que puede medirse en cada publicación que el opositor hace en las redes sociales, donde pasó de recibir un evidente respaldo al más rotundo desprecio.

por EFE