A pesar del color y el calor de los hinchas, y mientras el mundo se fascina con los goles de las estrellas del Mundial, en Qatar pasan cosas que van más allá de la pelota. Existen leyes que limitan la libertad de expresión y la conformación de sindicatos y partidos políticos. Pero, además, hay mujeres sometidas a latigazos como parte de su condena bajo la estricta ley local, personas encarceladas por su condición sexual y decenas de denuncias de violaciones a los derechos humanos.

¿Cuáles son las penas más duras por romper una norma? ¿Cuál es el delgado límite de la legalidad? ¿Cuáles son las prohibiciones más polémicas de Qatar? En este informe, DEF te da detalles de la cultura de este controvertido país árabe.

Las MUJERES, SOMETIDAS A LA SHARÍA

Qatar es un país extremadamente conservador, donde la religión tiene una importancia enorme. La ley islámica que rige sus costumbres se denomina sharía y es especialmente restrictiva con las mujeres y las diversidades sexuales.

En este contexto, las mujeres deben usar el velo, la burka, el niqab o el hijab, como signo distintivo de su propia identidad cultural. El castigo por no usarlo en público puede ser de detención, pena de prisión, multa o incluso latigazos. Lo mismo sucede si mantienen relaciones sexuales extramatrimoniales: para esos casos, la ley estipula hasta siete años de cárcel.

En Qatar, las mujeres no pueden tomar sus propias decisiones: un informe publicado por Human Rights Watch, visibilizó este sistema discriminatorio de tutela masculina que las obliga a obtener un permiso de los hombres para casarse o estudiar en el extranjero. Tampoco pueden ser las tutoras principales de sus hijos e hijas, aunque estén divorciadas y tengan la custodia legal.

LA HOMOSEXUALIDAD, EN LA MIRA

Pero las mujeres no son las únicas que sufren las consecuencias de la dureza de las leyes en Qatar: en este país también castigan la homosexualidad. La pena mínima es de cinco años de prisión y, en caso de que sean musulmanes, pueden llegar a ser ejecutados.

Lucir una bandera del colectivo LGTBIQ+ durante el evento se castigará con penas entre siete y once años de cárcel (Molly Darlington/ AFP)Lucir una bandera del colectivo LGTBIQ+ durante el evento se castigará con penas entre siete y once años de cárcel (Molly Darlington/ AFP)

A principios de noviembre, Khalid Salman, exfutbolista del país organizador, dijo en la televisión alemana que la homosexualidad es consecuencia de un daño en la mente. Además, reconoció “tener un problema” con que los niños vean a personas del mismo sexo juntas y brindándose cualquier muestra de afecto.

Mucho antes de que comenzara el Mundial, el director ejecutivo del comité organizador de la Copa del Mundo 2022, Nasser Al Khater, aseguró que lucir la bandera del colectivo LGTBIQ+ durante el evento se castigaría con penas de entre siete y once años de cárcel.

Sin embargo, varias selecciones anunciaron la intención de lucir un brazalete de capitán con los colores del comunidad LGTBIQ+ durante los partidos, en protesta contra la discriminación que existe en el país contra las minorías sexuales.

EL OTRO LADO DE QATAR

La realización del Mundial en Qatar permitió al mundo conocer una faceta desconocida de este país, por muchos ignorada. Aunque hasta el 18 de diciembre, los ojos van a estar puestos en los resultados de los partidos, el rol secundario de la mujer y la supresión de libertades individuales seguirán existiendo en este país.

Con la fuerte presión internacional y la campaña de distintas ONG de todo el mundo, se visualizó un tema tabú para los qataríes. La gran incógnita es qué sucederá una vez que la pelota deje de rodar. ¿Cambiará la realidad de los más oprimidos en esta sociedad tan conservadora? ¿El mundo seguirá mirando al costado, mientras millones de personas son sometidas a condiciones denigrantes?