Hoy se escucha hablar de autos eléctricos como si los autos actuales, que tienen todavía motores alimentados por combustible derivado del petróleo, no tuvieran electricidad. Y es normal que para muchas personas exista una gran confusión para distinguir el sistema eléctrico de un auto con el sistema de propulsión eléctrico de los autos de nueva generación.
En realidad, la electricidad de un automóvil es tan esencial como la necesidad de disparar una chispa dentro de la cámara de combustión de un motor, para que el aire y la gasolina combinados, exploten y hagan que el pistón baje por el cilindro, mueva el cigüeñal y la transmisión lleve ese movimiento giratorio a las ruedas para que empiecen a avanzar en la dirección que están colocadas.
Los primeros elementos que necesitaron electricidad fueron las luces delanteras de potencia, las luces de giro que reemplazaron a unos semáforos mecánicos que se usaban hasta entonces, y luego llegaron los calefactores, la radio y el famoso encendedor de cigarrillos. Después aparecieron las luces traseras, que curiosamente tardaron un tiempo en ser consideradas de importancia, y más adelante aun, las escobillas de limpiaparabrisas y los primeros equipos de aire acondicionado.
Pero hoy, la electricidad del automóvil tiene tanta importancia como nunca antes tuvo en la historia, porque todo lo que no tiene directa relación con el funcionamiento mecánico, depende de ella. La inyección electrónica de combustible y el encendido electrónico del motor intervienen en la gestión del motor, pero más allá de esos modos de gestión que requieren electricidad, están los tableros de luces e instrumentos en los que se leen datos vitales como velocidad, RPM, consumo de combustible, temperatura, etc. Toda esa información llega gracias a conexiones eléctricas.
Todo lo que funciona más allá de la combustión de la gasolina y el aire dentro del motor, es eléctrico en un auto, y como el uso de la electricidad puede generar accidentes como en una casa, también existen unos protectores de consumo llamados fusibles.
Cada circuito eléctrico de un auto pasa por la caja de fusibles, por separado. En caso de detectarse alguna anomalía como sobrecarga de tensión o cortocircuito, será un fusible el que lo detenga cortando el paso de la corriente a través suyo. Por esa razón, cuando un fusible se quema, lo correcto es concurrir a un taller de electricidad del automóvil, porque si solo se cambia el fusible pero no se soluciona el problema que lo ha afectado, el fusible nuevo probablemente se queme también.
El otro dispositivo que requiere atención para evitar que tantos sistemas que dependen de la electricidad funcionen correctamente, es el alternador. Este funciona cuando el motor está en marcha y tiene la misión de mantener la batería cargada y todo el sistema eléctrico en funcionamiento.
Si el alternador funciona mal, el vehículo puede arrancar mientras tenga carga la batería, pero una vez que se descargó, no podrá recuperar electricidad y por lo tanto el motor perderá potencia hasta detenerse. Es común revisar que la batería del auto tenga el testigo verde de la cubierta, pero si el alternador no funciona, la batería se agotará más rápidamente, se reducirá su vida útil y el auto dejará de funcionar.