Washington — Natali Fani González habla confiada de una contienda electoral donde los votantes de su distrito le dieron un 56 % de los votos en las elecciones primarias en julio de este año en Maryland. Ahora se prepara para ratificar su victoria en noviembre en un terreno “azul” o donde predominan los simpatizantes del Partido Demócrata.
La joven candidata, segunda mujer hispana que busca un cargo de elección popular en el condado de Montgomery, habla con la Voz de América de su compromiso como inmigrante y de las luchas que ha librado en esta populosa región aledaña a la capital, Washington DC.
Comenzó su activismo de base -como se dice de candidatos como ella- pues su primer enrolamiento lo tuvo junto a los jóvenes que presionaban a nivel estatal en Maryland a finales de la primera década de este siglo para aprobar el “Dream Act” en ese estado.
Una legislación que en principio buscaba que los jóvenes indocumentados tuvieran acceso a las universidades con cuotas al mismo costo de matrículas que los residentes permanentes y ciudadanos en ese estado vecino de la capital nacional.
“Al principio fue duro porque yo estaba indocumentada y comencé como una persona que le dicen ‘dreamer’ porque llegué a los 15 años, me gradué de Higt School y calificaba para el Maryland Dream Act y por eso fue que en esa época me involucré tanto”, comenta la candidata.
El movimiento trascendió a escala nacional para empujar al gobierno federal a crear mecanismos de protección especial para jóvenes como ella que llegaron sin su voluntad a Estados Unidos al ser llevados por sus padres cuando niños.
En este terreno afirma Natali Fani González “todavía hay deuda”, porque beneficios como el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) “es una curita”, al no ofrecer una solución permanente, al igual que los trabajadores venezolanos y centroamericanos amparados con el Estatus de Protección Temporal (TPS), con los que se siente igual de comprometida.
Una campaña de puerta a puerta
Pasadas las elecciones primarias de Maryland, González, apuesta porque en noviembre los residentes del condado no se queden en casa y salgan a votar con lo que confirmaría su victoria, que en las primarías la ubicó como la candidata más votada al lograr el 56 % de los votos y sacar de la contienda a otros 8 candidatos más que se disputaban la silla del nuevo Distrito 6 de ese condado.
En su estrategia de campaña -reconoce- ponderó mucho visitar a los votantes en sus casas “toqué más de 8.000 puertas, “y eso marcó una diferencia, no es lo mismo darle un papelito a la gente que ver cara a cara al candidato y pueda hablar sobre los problemas”, dice, aunque en medio de la pandemia hubo que tomar precauciones para esos acercamientos.
Los resultados de las primarias –dice- son producto del trabajo de tantos años, entre estos dirigir los proyectos en la Oficina de Planificación Urbana del condado de Montgomery, a la par de llevar su propio emprendimiento fuera del Estado con una empresa para proyectos de desarrollo urbano, “me ha valido mucho también conocer cómo funciona el condado” y los votantes valoran esos conocimientos en su perfil, agrega.
“Es una gran responsabilidad cumplirle a mi gente hispana e inmigrante, yo soy la única inmigrante que está yendo al Concejo y siento que es una gran responsabilidad en mis hombros y voy a trabajar duro para que nuestra comunidad se sienta representada y sienta que tiene realmente voz”, dijo la candidata a VOA.
Para esta joven política la experiencia acumulada en el “movimiento cívico la traje a mi campaña para crear coaliciones” y poder así ver resultados como el obtenido en la primaria. Para el 8 de noviembre se enfrenta a un candidato opositor Viet H. Doan, republicano de origen vietnamita que está nominado, pero no ha hecho campaña.
Ante llegada masiva de sus compatriotas venezolanos
Durante la entrevista con VOA, Natali Fani González habla de cómo “me pongo mal al ver tanta gente, mi gente de Venezuela que está sufriendo en mi país y viene aquí de manera desesperada”.
La candidata reflexiona que la migración masiva de sus compatriotas es producto de la desesperación “porque estamos desesperados porque nosotros queremos vivir en democracia”.
Dice que las aspiraciones de la población de su país son las mismas a las de cualquier ciudadano del mundo que necesita tener un trabajo digno, donde pueda sostener a su familia, pero en su tierra natal donde está buena parte de su familia, incluidos sus dos hermanos, la situación es complicada.
“Es tan difícil en Venezuela, y ver a tantos venezolanos que están llegando aquí sufriendo me duele”, dice con la voz entrecortada.
En cuanto a lo que conlleva migrar, Natali agrega que “no es fácil salir de tu país y dejar a tus hermanos” para buscar nuevos horizontes en otros sitios con otro idioma y cultura como fue su caso.
Pero hoy siente plenitud porque las vueltas del destino la llevaron a servir.
Cuando niña siempre quiso ser médico, e incluso al comenzar sus estudios universitarios en Baltimore, Maryland, con una beca ganada por su alto rendimiento en matemáticas, empezó en la carrera de medicina, pero las vueltas de la vida y su propia experiencia personal la hicieron moverse a Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas y desde ahí siente que ayuda a la gente.
“Mi sueño era ser cardióloga (…) si me hubiese quedado en Venezuela, que no hubiese pasado todo esto, capaz hubiese terminado siendo doctora, pero ser doctora es ayudar a la gente, finalmente estoy haciendo lo que siempre quise, ayudar a la gente no en un hospital haciendo cirugías, sino creando políticas que ayuden, al final del día cumplí mi sueño”, concluye.