La influencia china en América Latina es cada vez más profunda. El régimen de Xi Jinping saca provecho de las necesidades y debilidades de la región para profundizar su predominio en las más diversas áreas. En el campo de la tecnología, la instalación de la red 5G avanza a paso lento. En este contexto, el gigante asiático busca desembarcar con su propia infraestructura, en medio de las acusaciones de espionaje contra Huawei.
Según un estudio de 5G Américas -organización conformada por proveedores de servicios y fabricantes en materia de telecomunicaciones-, en Sudamérica hay catorce redes 5G en siete países. Cuatro están en Brasil, tres en Perú y Chile, y una en Argentina, Colombia, Uruguay y Surinam.
El gobierno del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou busca ser pionero en la materia. De hecho, la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) fue la primera en lanzar la tecnología en América Latina, aunque a modo de prueba. Según pudo saber Infobae, el Ejecutivo estaría en conversaciones avanzadas para rubricar con Beijing -dentro de seis meses- el acuerdo para instalar en el país el 5G provisto por China.
Esto se da en medio de las negociaciones entre el régimen y Montevideo para la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC), lo que provocó un fuerte malestar en el resto de los países miembros del Mercosur. La intención del gobierno uruguayo sería firmar antes del final de la gestión del actual presidente.
Días atrás el jefe de Estado se refirió a las críticas que recibió su administración por las negociaciones con China. “Cuando decimos China y nos dicen ‘no’, ¿entonces quién? No nos digan lo que no”, se defendió durante su participación en la séptima edición del America Business Forum, en Punta del Este. Tiempo atrás, en la LX Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados había explicado que la mejor manera de proteger a su país y su pueblo es con este tipo de iniciativas, las cuales calificó de “sentir nacional”.
Evan Ellis, investigador del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, recordó en un artículo publicado el mes pasado que en 2019 Antel firmó un memorando de entendimiento con Huawei para cooperar en tecnologías 5G e Internet de las Cosas (IoT). Según afirmó el experto, la compañía china “está fuertemente posicionada para capturar un papel de liderazgo en 5G mientras Uruguay despliega las nuevas tecnologías”.
David Sanger, experto en seguridad e informática, llegó a advertir que “a medida que la Internet de las Cosas crece, la superficie de ataque crece”. “Quién controla las redes va a ser mucho más importante en los próximos 20 años que quién tenga misiles de mayor alcance o quién tenga armas nucleares más poderosas”, auguró el periodista años atrás, cuando Washington comenzó a sancionar a Huawei.
Esta situación es seguida con extrema preocupación por Estados Unidos y por varios países de la Unión Europea, que buscan contrarrestar la influencia china en América Latina. El principal argumento de las potencias occidentales es que Huawei, compañía que mantiene lazos con el régimen chino, representa un potencial peligro para la seguridad de los países y de los usuarios de internet.
En el marco de la guerra comercial entre Washington y Beijing, el gobierno del ex presidente Donald Trump aplicó fuertes sanciones a Huawei, bajo el argumento de que la empresa es utilizada por el régimen chino para espiar. Incluso, en agosto de 2020, el Departamento de Comercio norteamericano aumentó la presión y sancionó a 38 filiales de la compañía en América Latina y el resto del mundo, para evitar que sean utilizadas como intermediarias para acceder a chips y programas eludiendo las restricciones previas.
Países como Canadá, Australia, Reino Unido, Nueva Zelanda, Japón y Suecia, se unieron a Washington en su cruzada contra el régimen de Xi Jinping, bloqueando o restringiendo el uso de tecnología de Huawei en sus redes 5G.
Los especialistas vienen advirtiendo que, de conseguir imponer su red 5G en América Latina, el régimen chino, uno de los mayores violadores de los derechos humanos, podría tomar control de todos los documentos, comunicaciones, geolocalizaciones y demás elementos sensibles de los 620 millones habitantes de la región.
En medio de esta puja entre las dos grandes potencias económicas, y a pesar de las reiteradas advertencias de Washington, los países de América Latina se mantienen abiertos a la instalación de la red 5G de China. De hecho, en 2021 Chile y Brasil realizaron subastas de espectro radioeléctrico entre las empresas telefónicas sin bloquear la participación de Huawei. El propio Lacalle Pou deslizó esta posibilidad durante una entrevista a la cadena BBC el pasado mes de mayo. “Estoy seguro de que si vamos a la tecnología 5G querrán competir”, respondió, en referencia a las intenciones de Beijing de desembarcar en Uruguay.
En su artículo publicado en el portal del centro de investigación Global Americas, Ellis lanzó una contundente advertencia al gobierno de Estados Unidos sobre la expansión china en América Latina: “Uruguay, como país relativamente pequeño y alejado de Estados Unidos, no suele recibir una atención política significativa en Washington. Sin embargo, la profundización de sus lazos con China, acelerada por las negociaciones del TLC, plantea la perspectiva de un aumento considerable de la influencia comercial china y la correspondiente influencia política en el país. Esto es estratégicamente significativo y debería estar en el radar de Washington, dado que Uruguay, en combinación con Paraguay -que celebrará elecciones en 2023- y Ecuador -que también está negociando un TLC con la RPC- son actualmente los tres gobiernos de centro-derecha restantes en la región, que siguen mostrando interés en cooperar con Estados Unidos en asuntos de intereses estratégicos compartidos”.