El 16 de septiembre de 1973, tras varios días retenido en el entonces llamado Estadio Chile y de haber sido brutalmente torturado, el cantautor Víctor Jara fue asesinado por militares de la recientemente instaurada dictadura de Pinochet.

El día 11 de ese mismo mes, mientras los aviones bombardeaban el Palacio de la Moneda y Salvador Allende se quitaba la vida, Víctor Jara fue arrestado y llevado junto a miles de presos políticos al estadio de fútbol de la ciudad de Santiago de Chile. Allí pasó desapercibido unos días oculto entre la multitud hasta que un suboficial conocido como ‘El Príncipe’ le reconoció y, después de darle una paliza allí mismo, ordenó llevarlo a un pasillo. Víctor Jara fue golpeado, torturado, le cortaron las manos y la lengua y después lo mataron a disparos (44 impactos, concretamente). Su cuerpo fue enterrado bajo el mayor de los secretos y su exhumación para poder darle un funeral digno no se produjo hasta 2009.

De origen campesino, Víctor Jara hizo de la música su medio predilecto para compartir con el mundo su carácter sensible y fuerte conciencia social. Aunque durante los años 60 se daría a conocer como uno de los mejores directores de teatro de Chile, sería con su guitarra como lograría pasar a la historia. De ideología abiertamente marxista y afiliado al Partido Comunista de Chile, su música conservaba elementos del folklore de su país y sus letras trataban la injusticia y desigualdad social, la situación de las clases bajas, la dura vida del obrero y del campesino y la defensa de la revolución y del reparto equitativo de la tierra. Entre sus canciones más conocidas se encuentran Te recuerdo, AmandaLa canción del soldadoDuerme negritoJuan Sin Tierra o A desalambrar.

Desde 1970, Jara aumentó su presencia pública y su compromiso político apoyando al Partido Unidad Popular y la candidatura de Salvador Allende. El chileno se convertiría en uno de los cantautores más reconocidos e icónicos del siglo XX, en parte debido a su triste final. En 2003 el estadio donde Jara y fue asesinado pasó a llevar su nombre y en 2018 la justicia chilena condenó a ocho exmilitares que participaron en la tortura y asesinato del cantante de la revolución chilena.