La vitamina D es un importante regulador del equilibrio del calcio. Además, tiene efectos importantes sobre el sistema inmunitario, induce péptidos antimicrobianos en las superficies mucosas y estudios observacionales anteriores a la pandemia habían encontrado una asociación entre los niveles bajos de este nutriente y un mayor riesgo de infecciones del tracto respiratorio.

Con las medidas de restricción a la circulación que rigieron durante todo 2020, y la imposibilidad de las personas de pasar tiempo al aire libre, los valores de vitamina D eran deficientes en la mayoría de la población.

Ahora, a dos años y medio de declarada la pandemia de COVID-19, nuevos estudios buscan más evidencia acerca de la relación entre ese nutriente y la prevención de la infección por SARS-CoV-2. Es que desde hace tiempo se sabe que los metabolitos de la vitamina D favorecen la respuesta inmunitaria innata frente a los virus y las bacterias respiratorias, por lo que el nutriente fue el centro de atención por su posible papel en la prevención y el tratamiento del COVID-19.

Con las medidas de restricción a la circulación que rigieron durante todo 2020, y la imposibilidad de las personas de pasar tiempo al aire libre, los valores de vitamina D eran deficientes en la mayoría de la población (Pexels)

La mayoría de los estudios publicados hasta ahora son observacionales y mostraron resultados contradictorios. Ahora, dos nuevos estudios aleatorizados vinculados agregaron evidencia muy necesaria. Según los trabajos publicados en The BMJ (British Medical Journal), “el aumento de los niveles de vitamina D en adultos durante la pandemia de SARS-CoV-2 no se asoció con la protección contra las infecciones del tracto respiratorio o el COVID-19″.

El primer ensayo se realizó en el Reino Unido entre mayo y octubre de 2021. Contó con la participación de 6.200 adultos mayores de 16 años, a la mitad de los cuales se les realizó un análisis de sangre de vitamina D y los que resultaron tener bajos los niveles recibieron suplementos de vitamina D durante seis meses. En tanto a la otra mitad no se le efectuó análisis ni dio suplementos. Ninguno de los participantes tomaba vitamina D al momento del inicio del trabajo.

En la publicación de sus conclusiones, los autores del trabajo señalaron que “entre las personas con una alta prevalencia inicial de niveles subóptimos de vitamina D, la administración de suplementos de vitamina D no se asoció con una reducción en el riesgo de infección aguda de las vías respiratorias por todas las causas o COVID-19″.

Los autores no encontraron ningún efecto del aceite de hígado de bacalao en la reducción de las infecciones respiratorias agudas (Europa Press)

El segundo ensayo se realizó en Noruega entre noviembre de 2020 y junio de 2021, y se valió de una suplementación diaria con aceite de hígado de bacalao, un suplemento de vitamina D en dosis bajas, para analizar si previene la infección por SARS-CoV-2 grave u otras infecciones respiratorias agudas en adultos.

Los investigadores asignaron al azar a los 34.741 participantes 5 mililitros de aceite de hígado de bacalao o 5 mililitros de aceite de placebo (aceite de maíz) al día durante seis meses. La mayoría de los participantes (86%) que fueron examinados tenían niveles adecuados de vitamina D al inicio del estudio. Nuevamente, los autores no encontraron ningún efecto del aceite de hígado de bacalao en la reducción de las infecciones respiratorias agudas, así como tampoco en el curso del cuadro de COVID-19 confirmado por PCR.

Los investigadores señalaron que ambos ensayos tienen notables limitaciones. Por ejemplo, en el estudio del Reino Unido, los participantes asignados al azar sabían que estaban tomando un fármaco activo y casi la mitad de los participantes del grupo de control tomaron un suplemento de vitamina D en al menos una ocasión durante el ensayo.

«Los suplementos de vitamina D y aceite de hígado de bacalao no deberían ofrecerse a las personas sanas con niveles normales de vitamina D» (DPA)

En el ensayo de Noruega, en tanto, los participantes eran relativamente jóvenes y sanos, y la mayoría tenían niveles adecuados de vitamina D al inicio del estudio. Los hallazgos también deben interpretarse -en opinión de los autores de los trabajos- en el contexto de la aplicación de vacunas eficaces, que se puso en marcha durante el curso de ambos ensayos.

No obstante, ambos ensayos tenían varios puntos fuertes, como el uso de pruebas de RT-PCR con hisopo para confirmar las infecciones y los altos niveles de cumplimiento entre los participantes. Los resultados también están en consonancia con investigaciones anteriores que no encontraron ningún efecto preventivo de la vitamina D en el riesgo de contraer COVID-19.

En un editorial vinculado, publicado también en The BMJ, el profesor Peter Bergman, del Instituto Karolinska de Suecia, consideró que “la vacunación sigue siendo la forma más eficaz de proteger a las personas contra el COVID-19″, al tiempo que resaltó que “los suplementos de vitamina D y aceite de hígado de bacalao no deberían ofrecerse a las personas sanas con niveles normales de vitamina D”.

“Es importante destacar que estos nuevos ensayos siguen siendo compatibles con los dos metanálisis grandes que sugieren que la suplementación con vitamina D puede ser beneficiosa para las personas con deficiencia de vitamina D”, concluyó.